Argudsetelaxoth

Muy al sur de Ajren, en el interior del interminable Desierto del Ocaso existe una cadena montañosa en la que la raza humana ha conseguido establecer una civilización pese al constante acoso de las criaturas y monstruos del desierto.

Es en esas montañas, en sus laderas y sobre todo en sus raíces, donde se puede encontrar la nación de Halkolin. Un pueblo duro y luchador que se ha mantenido pese la insistencia de las tribus de Gnolls de los alrededores.

Las montañas son ricas en minerales y la situación de sus ciudades hacen que sea uno de los pocos puertos seguros para las pocas caravanas que tratan de cruzar el desierto. Pero si hay algo que escasea es la caza y los campos de cultivo.

Desde los primeros asentamientos la principal fuente de alimentos de estos pueblos fueron los hongos que se podían cultivar en las profundidades de la montaña, escondidos del poderoso sol y alimentados por los minerales de la tierra. La dependencia de estos pueblos a estos hongos es tal que sus ritos funerarios están estrechamente relacionados con su alimento. La escasez de rebaños y otros cultivos y la hostilidad de los entornos subterráneos quiso que, desde muy pronto, el pueblo se viera obligado a enterrar a sus muertos en sus campos como fertilizante.

Y fue así como surgió el culto a Argudsetelaxoth, la deidad de la muerte y la vida para Halkolin. Un dios bondadoso aunque dificil de comprender. Sus sacerdotes pasan la mayor parte de su vida tratando de interpretar sus mensajes, aunque sus plegarias son siempre escuchadas. Aquellos que consiguen alcanzar la comprensión del mensaje de su dios terminan en un estado que otros pueblos categorizarian de locura: no es facil pensar como un hongo.

Templos se alzan a el Dios Hongo hasta en la mas pequeña de las aldeas, y tanto en al hora de al muerte, como en la del almuerzo, hay sitio para unas palabras al padre de Halkolin.

Y es a Argudsetelaxoth a quien sirve un joven paladín, que ha abandonado su tierra y su hogar para adentrarse en Stonehell, donde los rumores dicen que hay cámaras repletas de hongos. Es allí donde un altar al Dios Hongo debe ser alzado.