lunes, 11 de octubre de 2010

Pasar sin dejar Rastro, reinventando el conjuro

Con un golpe sordo el cadaver del último obrero kobold cayó sobre los cuerpos de sus compañeros.

El hechicero limpió la sangre de su daga con un pañuelo de seda y sonrió. Con la muerte de los constructores de su mazmorra ya nadie conocería sus secretos, y podría disfrutar de su merecida tranquilidad para alcanzar el Lichdom.

Su expresión cambió de golpe cuando se dió la vuelta y lo vió. Una fina capa de polvo rojizo cubría todos los pasillos y habitaciones. Restos del mortero empleado en las paredes tapaban parte de los bajorelieves de su sala de invocaciones. Las cerraduras estaban medio atascadas por el polvo, que se las habia ingeniado hasta pare entrar dentro de cofres sellados con poderosos encantamientos. Ni siquiera sus libros de conjuros se habian salvado, y el fino polvo se habia colado entro sus páginas.

Para colmo, los mercaderes drow aún no le habían traido el mobiliario de su laboratorio.

Se remango la túnica. Cogio su Báculo de Pasar Sin Dejar Huella, resopló, y se puso a fregar. Ya quedaba menos...


Pues eso. Que por fin han terminado las obras, pero ahora me toca la pesada tarea de volver a convertir mi dungeon en un lugar acogedor. Por lo menos ya estoy de vuelta en casa, así que espero retomar pronto el blog y, sobre todo, las partidas y el Sandbox.

2 comentarios:

  1. Felicidades, ya ha pasado lo peor. Y piensa que compactando todo el polvo que saques puedes hacerte otra casa.

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  2. Muchas gracias compañero, que Andrastahe te bendiga.

    El polvo parece que ya es una batalla ganada, ahora andamos pintando y esperando a los muebles de la cocina...

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