Hace tiempo que no escribo, pero no será por que no tengo cosas que contar! Estoy fabricando tantas cosas que contar que no tengo tiempo para contarlas :)
El miércoles pasado retomamos el
sandbox tras el fin de la temporada pasada. Esta vez con un grupo diferente, todo online a través de
Roll20: un jugador en Nerja, otro en Málaga, otro en Rincón de la Victoria, otro en Barcelona y otro en Londres. Y no nos ha ido nada mal.
Con respecto a la
anterior temporada además del cambio a online, hemos pasado a un grupo de jugadores veteranos (por asuntos de la vida real los jugadores inexperimentados han quedado fuera de esta campaña, que no de la inminente campaña de la
Puerta de Ishtar) y hemos pasado de
HackMaster (del que ando dirigiendo otra campaña presencial) a
ACKS del que había escuchado hablar pero no había visto y me ha gustado tanto como para dejar apartado mi querido
C&C, aunque eso es materia para otro blog.
Para el comienzo de la campaña he elegido "
B4 - The Lost City" que no he tenido el placer de jugar o dirigir nunca pero que es muy pero que muy aprovechable. Así que metía al grupo en una caravana cruzando Las Mil Arenas :)
El grupo esta compuesto por Aowani (un monje en una extraña misión para su templo), Mois Von Lipwig un ladrón, Ibn-Duriel un explorador beduino, Avispa un hojaconjuro élfo y Thorn Brukkson un guerrero enano. Junto con cinco allegados que iré presentando en los próximos días.
Os dejo con el primer resumen de sesión, y si queréis que profundice en algo no tenéis mas que pedirlo!
Nadie habría dicho unos días antes a aquellos viajeros que dependerían unos de otros para sobrevivir.
La tormenta los había pillado a todos desprevenidos. Ni siquiera los miembros con más experiencia de la caravana se esperaron nada así. Fuego, viento y arena azotaron a la caravana durante lo que pareció una eternidad.
Cuando todo se calmó no había rastro de la caravana ni de sus otros integrantes. Tan solo el variopinto grupo de 10 con un puñado de equipo que habían conseguido salvar. Durante días andaron por el desierto hasta que el agua se les terminó. Cuando todo parecía perdido un destello en el horizonte les dio fuerzas para aguantar un poco mas.
Sedientos y agotados llegaron hasta lo que parecía ser las ruinas de una antigua ciudad cubierta por las arenas del desierto. En su centro una pirámide escalonada de cinco escalones dominaba las ruinas, tres estatuas de bronce coronandolas: un hombre barbudo que portaba en una mano una balanza y un relámpago en la otra, un niño con alas de pájaro y dos serpientes enroscadas en su desnudo cuerpo, y una bella mujer que portaba una espiga de trigo en una mano y una espada en la otra.
Las primeras investigaciones descubrieron una puerta secreta en la planta mas alta, atascada por el cadáver de un hobgoblin muerto por una ballesta colocada a modo de trampa. El grupo se preparó para explorar. Tras sortear algunas trampas encontraron un acceso que conducía a la planta inferior de la pirámide. Apuntó estuvo Mois el salteador de caer a la planta de abajo por una trampa de foso. Ibn-Duriel el beduino aprovechó el foso para examinar la planta superior donde parecía haber unos extraños escarabajos grandes como chacales que emitían un resplandor rojizo. El beduino pudo tumbar a uno de ellos con su arco desde la planta de arriba, el resto cayó rápidamente cuando el grupo bajo, otro ensartado por una flecha de Ibn-Duriel y el otro acuchillado por Aowany, Mois y Miriam, que recibió una herida y subió junto con el resto de la expedición a la planta de arriba dejando su puesto en el grupo expedicionario a Halim.
Los afilados sentidos élficos de Avispa permitieron encontrar una puerta secreta que daba a una sala atestada de estirges que murieron a flechazos, estocadas y bajo la magia del elfo sin causar daños, recuperando el grupo unas gemas de la sala.
La exploración les condujo hasta una sala que debió ser un almacén done aparte de tres ciempiés gigantes no encontraron nada de valor. la siguiente sala se encontraba repleta de un parloteante grupo de criaturas de no mas de un pie de alto, de aspecto felino, que Ibn-Duriel reconoció como duendes del desierto, traviesos espíritus de las arenas que abundan en las leyendas de su pueblo.
Tras una confusa conversación con los duendes en la que el grupo aprendió que había agua más abajo, donde viven los hombres que sueñan, hombres que no ven lo mismo que ellos ni lo mismo que otros hombres que sueñan. También descubrieron que en la misma planta había hombres que sueñan que no sueñan, significase lo que eso significase. Aowany temeroso de que se tratase de muertos en vida, pregunto si los hombres que sueña se movían a lo que los duendes contestaron que sí.
Ante la insistencia de Halim de matar a los duendes para quedarse con el agua, el grupo negoció un trato para obtener alrededor de 12 litros de agua de los duendes, suficiente para que la expedición se recuperase un poco de la sed del desierto, a cambio de una de las gemas que habían encontrado antes.
Ah, y ¡Feliz 2014! :)